jueves, 20 de septiembre de 2018

San Ignacio De Loyola - Cédula



Se exhorta a los católicos 
peguen en la puerta de su casa esta cédula.

SAN IGNACIO DE LOYOLA DICE AL DEMONIO
 ¡NO ENTRES!

SAN IGNACIO DE LOYOLA
tiene gran imperio contra los demonios,
según lo dice la Iglesia en su oficio:

 IN DEAMONES MIRUM EXERCUIT IMPERIUM.

Por lo cual es costumbre poner 
en las puertas de los aposentos, 
por la parte de adentro, esta cédula.

El mismo demonio dijo una vez: 
No puedo entrar,
hasta que quites la cédula puesta en tu puerta.

Yo suelo aconsejarlas en las misiones 
contra los asaltos e infectación
del enemigo y de Satanás.
  
(Ven. P. Galatuyud, S.J.)

En Roma y Padua, 
echado de los cuerpos por virtud de San Ignacio, 
exclamó el demonio dando bramidos:

NO ME MENTEIS A SAN IGNACIO,
QUE ES EL MAYOR ENEMIGO
QUE TENGO EN EL MUNDO.

 P Rivadeneira. Lib. A. C.V.

CÉDULA 
ANIMA CHRISTI

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Agua del costado de Cristo, purifícame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh buen Jesús! Óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de Ti
para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos, 

Amén.

ORACIÓN DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

Tomad, Señor, recibid toda mi libertad, 
mi memoria, mi entendimiento y mi voluntad, 
todo mi haber y mi poseer, 
Vos me lo disteis a Vos Señor lo torno,
 todo es vuestro.

Disponed de todo a vuestra voluntad. 
Dadme vuestro amor y gracia que esto me basta.

 INVOCACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
AL ETERNO PADRE SEGÚN SAN LUCAS

LA MAGNÍFICA

Glorifica mi alma al Señor.
Y mi espíritu se llena de gozo 
al contemplar la bondad de Dios mi salvador.

Porque ha puesto la mirada en la humilde sierva suya, 
y ved aquí el motivo porque me tendrán por dichosa 
todas las generaciones.

Pues hizo en mi favor cosas grandes y maravillosas 
el que es Todopoderoso 
y su nombre es infinitamente santo.

Cuya misericordia se extiende 
de generación en generación 
a todos cuantos le temen.

Extendió el brazo de su poder, 
disipó el orgullo de los soberbios 
trastornando sus designios.

Desposeyó a los poderosos y elevó a los humildes.
A los necesitados llenó de bienes 
y a los ricos los dejó sin cosa alguna.

Exaltó a Israel su siervo 
acordándose de él por su gran misericordia y bondad.

Así como lo había prometido a nuestros padres, 
a Abraham y a toda su descendencia 
por los siglos de los siglos. 

Así sea.

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