"Hija mía, de todo corazón te bendigo, más bien bendigo a mi misma Voluntad en ti, bendigo tus pensamientos, respiros y latidos, a fin de que pienses siempre en mi Querer, lo respires continuamente y sea tu latido mi sola Voluntad, y por amor tuyo bendigo a todas las voluntades humanas, a fin de que se dispongan a recibir la Vida de mi eterno Querer."
Libro de Cielo, Vol XXV 10.10.1928
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